martes, 24 de septiembre de 2013

La crisis de identidad (Carta 3)

Sé que a estas alturas te debe preocupar mi próximo movimiento. Quizás te tiene permanentemente alarmada el pensar que estoy más impredecible que nunca... O tal vez ya sabes (o predices) lo que haré a continuación. Me conoces lo suficiente aunque eso parece no servir de nada.
En el peor de los casos, puede ser que te canses de mi desasosiego y me ofrezcas únicamente tu amistad lejana. No sé, la verdad es que ya no sé nada.

Un auto puede ser mejor o peor que otro, pero ambos siguen siendo autos, esa es mi condición de ser humano. Aunque yo pudiera ser (y disculparás mi descaro) mejor que los demás, la posibilidad de equivocarme estaba ahí, aunque yo no la quisiera ver, aunque tú no la quisieras ver y aunque no lo creyéramos.
Sucede que no sé si cometí un error, hasta la fecha sigo pensando que hice lo correcto o al menos la opción más amable, pero las cosas se complicaron.

Quisiera poder decirte que me siento pleno, con seguridad y contento, sin embargo no voy a empezar a mentirte ahora.
Quisiera explicarte exactamente qué fue lo que me pasó mas no he podido ni explicármelo a mí mismo.
Me siento decepcionado por que me perdí, creía en algo y lo abandoné de pronto sin esperar ganar u obtener algo a cambio. Porque lo creas o no, mis acciones no fueron para ganar, sabía que eso era lo último que podía esperar; mis acciones fueron para no destrozar ese hogar que teníamos tú y yo en ese mundo desconocido para los demás. Yo vine al bosque sin ti.

No me reconozco. Me parece que yo era seguro y decidido, ahora esa tranquilidad y voluntad se desmoronan. No sé cuándo empezó ni cuánto tiempo tardé en darme cuenta.
Tenía una necesidad de ti que no fue atendida. No estoy justificándome, nada más trato de encontrar el por qué.
No puedo darte detalles, no me pidas que te asegure nada, ni yo sé mi sentido ni razón.

En esta crisis, preferí salir de aquí y no se me ocurrió otro lugar que Suiza, seguro ahí a nadie se le ocurriría buscarme, además puedo alcanzar a una conocida que me regala dulces.
Espero encontrarme en paz, como ya lo hice antes. En ese instante voy a tomar mis pertenencias, tomaré el primer vuelo y volveré.